Aunque para nosotros sigue siendo la misma, lo cierto, es que las canas ya han poblado su carita, las fuerzas no son las mismas y cada vez, pasa más tiempo descansando.
Trece años.
Ese es el tiempo que separa estas dos fotos.
Trece años, entre una cachorrona de aproximadamente seis meses, que buscaba algo que llevarse a la boca en los contenedores, a la que pasé dos horas quitando garrapatas, la que se aterrorizaba cuando barría la casa.
Trece años de lucha, quebraderos de cabeza y finalmente, ser nuestra sombra allá donde vayamos, por los problemas de ansiedad que casi te cuestan la vida.
Pero, ¿sabes una cosa? No los cambio por nada. Volvería a rescatarte una y mil veces.
Por muchos años más, mi preciosa Tara ❤️🎉
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