Malditas orugas

Seguro que durante las últimas semanas os habéis encontrado con decenas de mensajes en redes sociales alertando de la presencia de procesionarias. Algo habitual cada temporada, aunque este año, debido al incremento de temperatura generalizado en todo el país, se ha adelantado su "temporada" por lo que estamos sufriendo sus efectos durante más tiempo del habitual y también con mayor intensidad.

Sin ir más lejos, en La Casa de Mau llevamos sufriendo a estos molestos bichejos desde principios de diciembre, (es lo malo de vivir rodeados de pinos), orugas caídas del nido e incluso pequeños grupitos, que nos han hecho extremar las precauciones hasta el punto de tener que cerrar el acceso a la parte baja del patio y revisar la zona superior a cada momento para que los perretes puedan jugar sin peligro.
Eso hasta ahora... porque desde la semana pasada nos encontramos inmersos en la bajada de interminables hileras buscando un trozo de tierra donde enterrarse.
No soy una persona con fobia los bichos, (exceptuando cierto insecto al cual le faltaban las patitas de atrás, según la conocida canción), de hecho en más de una ocasión he tenido que rescatar algún saltamontes, mantis o escarabajo, de las fauces juguetonas de los perretes. Pero en las últimas semanas estoy cogiendo muchísima manía a estas dichosas orugas, no solo por privarnos de disfrutar del exterior, también por las constantes urticarias que he sufrido estos días, por matar poco a poco a los pinos que invaden con sus nidos y por el peligro que suponen para niños, adultos y sobretodo para nuestros animalitos.

Por suerte, quitando los picores e inflamaciones que he sufrido debido a los pelillos urticantes que sueltan, no hemos tenido ningún susto con nuestros pequeños, pero AQUI  podéis ver como quedó nuestra Freya hace un par de años por curiosear demasiado cerca de una de ellas :-(

Así que, ya sabéis, extremar las precauciones y si es posible evitar pasear por pinadas mientras pasa la temporada de descenso.


Comentarios