Páris y Lotus, llegaron a casa con tan solo 5 o 6 meses de edad, habían crecido en la calle, en una zona peligrosa donde vieron fallecer atropellada a toda su familia.
Debido a esa dura infancia y a la falta de sociabilizacion durante esos primeros meses de vida tan importantes, pasaron sus primeros días aterrados, escondiéndose en un rincón, bien juntitos para darse valor y protegerse el uno al otro.
Aún con todo ese miedo nunca tuvieron un mal gesto, solo algún bufido que no engañaba a nadie porque en sus ojos se veía que solo era miedo a lo desconocido: nunca habían sentido una caricia, nunca habían tenido toda la comida y agua que quisieran, ni una cama calentita donde dormir. Nunca habían tenido a alguien que velara por ellos.
Se adaptaron de maravilla con sus compis felinos y con ellos empezaron a disfrutar su nueva vida.
Paris enseguida empezó a confiar en mí, a Lotus le costó bastante más, pasó casi un año hasta que pidiera su primera caricia.
Aún hoy, son unos gatitos tímidos y asustadizos con las personas, pero también son tremendamente dulces.
Estoy segura que su tamaño tan grandote es para poder albergar toda la bondad que llevan dentro.
Hoy hace cinco años que cambiamos su destino y no puedo sentirme más feliz por tenerles en mi vida. ❤❤
Paris
Lotus
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