¿En serio han pasado ocho años? ¡Que pronto se hacen mayores! Parece que fue ayer...
Jesse y James, dos lactantes que acababan de abrir los ojitos llegaban a casa.
Tan pequeñines que entraban en la palma de la mano, tan bonitos y simpáticos, que creí se marcharían en cuanto tuvieran edad suficiente.
Pero resultó que tenían un "problema": eran inseparables. Aún teniendo más compañeros con quién jugar, si por algún motivo no encontraban a su hermano, lloraban y lloraban sin parar.
Por mucho que traté de hacer entender su estrecha relación y que siempre #DosMejorqueuno, crecieron (y crecieron), hasta volverse invisibles.
Una suerte para mí, que durante estos ocho años he podido disfrutar de: su amor, sus juegos, su ternura y esas miradas que me vuelven loca.
¡Feliz cumple mis bizcochitos! ❤️❤️
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