Diez y los que vendrán

Cuando llegaron a casa, pensé que dos bebés tan adorables enseguida encontrarían adopción. Hasta que surgió un "problemilla".
James se puso muy malito y tuve que aislarlo; su hermanito Jesse, aunque estaba acompañado por el resto de mausitos, lo pasó tan mal buscándolo y llorando, durante todo el tiempo que duró su recuperación, que comprendí no podía separarlos, aunque eso significara perder toda opción de ser adoptados. 
Y así fue, las personas que se interesaron, desaparecían cuando les hablaba de adopción conjunta, no comprendían que su felicidad dependía de seguir juntos.
¡Ellos se lo perdieron! 
Han pasado diez años desde el día que llegaron; hoy, Jesse y James son dos gatazos impresionantes y felices.
Soy afortunada por teneros en mi vida, os quiero bizcochitos. 💕

Comentarios