Los líos de Tokio

El martes, Tokio no apareció en la merienda, algo rarísimo en él ya que siempre está por la zona; di un pequeño paseo por los alrededores y nada más escucharme, empezó a maullar desesperado, no lograba localizarlo, hasta que lo ví en lo alto del árbol de un vecino que tiene cinco perros. 
Aunque tratamos de hacerle salir entreteniendo a los perros, estaba demasiado asustado como para moverse. Estos vecinos, no estaban en casa, así que tuvimos que esperar hasta última hora de la tarde para entrar a rescatarlo. Por suerte, solo tenía un pequeño arañazo en la carita.
Hace unas semanas, ya se quedó atrapado durante varias horas, en el patio de otros vecinos; por suerte, sus dos mastines, se han criado con los bollitos y otros animales, así que sabíamos que no corría peligro, pero igualmente hasta que no se le pasó el susto, fue incapaz de moverse.

Hoy, no dio señales de vida hasta la tarde, cuando apareció, lo hizo cojeando y dolorido de sus patas traseras. No podía quedarse en la colonia en ese estado, así que, he ido en busca de un transportín, en el que se ha metido el pobre sin rechistar.
Tras hablar telefónicamente con el veterinario, le dejamos en observación por si simplemente se trata de un golpe y solamente necesita un poco de descanso.

Como veis, cuidar de una colonia, no es solamente alimentar; además de tenerlos a todos castrados, vigilamos de cerca su salud para que tengan la mejor calidad de vida posible.
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